El nuevo intermediario poderoso de Silicon Valley: David Sacks y la Casa Blanca de Trump

7

Silicon Valley se está uniendo en torno a David Sacks, un capitalista de riesgo que silenciosamente ha conseguido una influencia significativa dentro de la administración Trump. Si bien anteriormente era conocido principalmente dentro de los círculos tecnológicos, Sacks se ha convertido en un canal secundario clave entre la industria tecnológica y la Casa Blanca, a pesar de tener cientos de participaciones financieras no reveladas en empresas de inteligencia artificial y criptomonedas que se beneficiarán de los cambios de política. Este hecho, revelado en una reciente investigación del New York Times, pone de relieve cómo Silicon Valley está dando forma activamente a los resultados políticos y por qué está dispuesto a proteger su acceso a toda costa.

El auge de los despidos: de outsider tecnológico a insider político

Durante años, Sacks operó como una figura detrás de escena, en gran medida desconocida fuera de los círculos políticos y tecnológicos especializados. Su influencia fue notada por cabilderos, expertos políticos y periodistas que cubrían la intersección de la tecnología y el gobierno. Sin embargo, anteriormente se subestimó su reciente ascenso al círculo íntimo de Trump. El informe del Times detalla cómo Sacks, actuando como un “empleado especial del gobierno”, aprovechó sus intereses financieros para guiar las decisiones políticas, planteando dudas sobre la transparencia y posibles conflictos de intereses.

La respuesta de la industria tecnológica ha sido sorprendente. En lugar de distanciarse de la controversia, los principales actores –incluido Sam Altman– han defendido públicamente a Sacks, señalando una voluntad colectiva de proteger su acceso a la administración. No se trata simplemente de lealtad; se trata de salvaguardar las ganancias y garantizar un entorno regulatorio favorable.

¿Por qué ahora? El cambio en el alineamiento político de la tecnología

La repentina alineación de Silicon Valley con Trump es un cambio radical con respecto al pasado. En 2016, figuras como Peter Thiel fueron casos atípicos por apoyar a Trump. Hoy, el panorama ha cambiado dramáticamente. Los multimillonarios tecnológicos que alguna vez se opusieron públicamente a Trump ahora están cortejando activamente a su administración, al darse cuenta de que la resistencia es inútil y que la influencia es más valiosa.

Ryan Mac, reportero de The New York Times, explica este cambio: “Han aprendido a lo largo de los años que la mejor manera de hacerlo es elogiar a Donald Trump y estar cerca de él y, esencialmente, vincularse a la administración”. El pragmatismo de la industria tecnológica es claro: la lealtad política triunfa sobre la pureza ideológica cuando se trata de proteger los intereses comerciales.

El efecto Streisand y el futuro de las relaciones tecnología-gobierno

La respuesta de Sacks al artículo del Times (amenazando acciones legales y reuniendo apoyo para X) ha fracasado espectacularmente, amplificando la controversia. Este “efecto Streisand” subraya una dinámica crítica: los líderes tecnológicos están dispuestos a intensificar los conflictos para proteger su influencia política.

La pregunta más importante es si esta tendencia representa un cambio permanente. La administración Biden, con su enfoque en la aplicación de las leyes antimonopolio y regulaciones más estrictas, enajenó a muchos en Silicon Valley. Trump, por el contrario, ofrece un entorno más permisivo. Esto ha creado un poderoso incentivo para que los multimillonarios tecnológicos se alineen con su administración, independientemente de sus posturas ideológicas pasadas.

“Estás viendo lo que sucede cuando la tecnología se da cuenta de que algo es influenciable”. – Ryan Mac, Los New York Times

Las implicaciones son de gran alcance. La nueva influencia política de Silicon Valley probablemente remodelará los debates políticos sobre la inteligencia artificial, las criptomonedas y otras cuestiones tecnológicas críticas. La era de la neutralidad tecnológica en Washington ha terminado. La industria ahora está participando activamente en el juego y está ganando.