El incesante impulso de la inteligencia artificial en el lugar de trabajo a menudo se siente como una fuerza imparable. Si usted es un ingeniero de inteligencia artificial, un artista, un codificador o cualquier persona que presencia la adopción acrítica de estas herramientas, probablemente esté luchando con preocupaciones éticas y la cuestión de si debe contraatacar… o permanecer en silencio para conservar su trabajo. La respuesta no es sencilla, pero tampoco requiere sacrificar tu integridad.
El problema: adopción irreflexiva
El problema central no es la IA en sí, sino la forma en que se implementa. Las empresas suelen priorizar las ganancias y la publicidad sobre una implementación cuidadosa, ignorando los costos humanos, financieros y ambientales. Esto deja a los empleados sintiéndose impotentes, atrapados entre las objeciones morales y la necesidad de pagar las facturas. Permanecer en silencio es una estrategia de supervivencia válida, pero tiene un precio.
El enfoque colectivo: la fuerza en los números
Si estás decidido a resistir, no pelees esta batalla solo. Las objeciones individuales se descartan fácilmente; un movimiento colectivo es mucho más eficaz. El objetivo no es sólo expresar preocupaciones sino generar solidaridad con otros que las comparten. Aquí es donde comienza el verdadero apalancamiento.
Estrategias de organización: de los sindicatos a las bases
- Sindicalizarse: Si su lugar de trabajo lo permite, formar un sindicato es el paso más poderoso. Los sindicatos ya han obtenido protecciones para los escritores (WGA) y están negociando la supervisión de los trabajadores en la implementación gubernamental de la IA (SEIU). Las enfermeras marchan por el control de la IA en la atención al paciente.
- Únase a organizaciones existentes: Grupos como Algorithmic Justice League, Fight for the Future y Stop Gen AI brindan plataformas para la acción colectiva. Estas organizaciones presionan por una tecnología equitativa y ofrecen ayuda mutua a los afectados por la pérdida de empleos provocada por la IA.
- Acción local: Centrarse en la resistencia hiperlocal, como luchar contra la construcción de centros de datos que consumen mucha energía y que impulsan el auge de la IA. Los activistas ya han retrasado o bloqueado estos proyectos por valor de 64 mil millones de dólares.
El efecto mariposa: pequeñas acciones, grandes cambios
La sociedad es un sistema complejo, lo que significa que incluso acciones aparentemente menores pueden generar resultados desproporcionadamente grandes. Según una investigación de la politóloga de Harvard Erica Chenoweth, movilizar sólo al 3,5% de la población puede impulsar un cambio sistémico.
Encuestas recientes muestran una amplia preocupación pública sobre la IA: el 50% de los estadounidenses están más preocupados que emocionados, y el 73% apoya una regulación sólida. Esto indica que ya existe una base potencial para la resistencia.
El punto de inflexión: cuando los pequeños esfuerzos caen en cascada
La clave es darse cuenta de que el cambio no es lineal. Las pequeñas acciones se acumulan y, en algún momento, cruzan un punto de inflexión, lo que desencadena un cambio de fase. Puede que no sepas cuándo es ese punto, pero eso no significa que tus esfuerzos no tengan sentido.
Más allá de la resistencia: dando forma al futuro
El objetivo no es sólo detener la adopción de la IA, sino darle forma. El reciente anuncio de Microsoft sobre una “superinteligencia humanista” sugiere que incluso los actores poderosos están escuchando las demandas de una IA ética.
Recursos y lecturas adicionales
- Alguien debería hacer algo: Este libro explora cómo pequeñas acciones pueden conducir a un cambio sistémico en sistemas complejos.
- The Economist: Su artículo sobre las personas mayores como adictos a las pantallas destaca el impacto que a menudo se pasa por alto de los medios digitales en diferentes grupos demográficos.
Conclusión
Es posible luchar contra el impulso de la IA en el trabajo, pero requiere acción colectiva, organización estratégica y una visión a largo plazo. El objetivo no es sólo resistir, sino dar forma al futuro de la tecnología, garantizando que sirva a la humanidad y no al revés.
